viernes, 9 de enero de 2015

TRANSTORNOS SEXUALES (4)


Evaluación y tratamiento de los trastornos sexuales
Una parte fundamental de la evaluación de los trastornos por problemas sexuales, es descartar el origen orgánico de los mismos, y así poder acudir al profesional adecuado.
Al contrario de lo que se piensa, en la mayoría de estos trastornos juegan un papel importante los componentes cognitivos de la conducta sexual, entre ellos:
  • La falta de información, en cuanto a la anatomía, fisiología, la conducta sexual, normalidad de ciertas prácticas sexuales… etc.
  • Las actitudes negativas, por ejemplo en lo referente con creencias religiosas, sentimientos de culpabilidad… etc.
  • La incapacidad para evocar imágenes sexuales excitantes o para fantasear suelen acompañar a ciertas disfunciones sexuales.
  • Los mitos sexuales, los cuales tienen su origen en la falta de información y de educación sexual…
  • Tal como indica Meichenbaum (1977), es importante evaluar la cadena interna de pensamientos o autoinstrucciones que el sujeto se da a sí mismo sobre su conducta sexual y que en alguna medida, puede, tener conexión con su trabajo en relación con una determinada actividad sexual.
Una vez que se ha descartado que estos problemas tengan un origen orgánico, hay que analizar las variables implicadas en el origen, es decir, las causas y mantenimiento de este problema y la historia y evolución del mismo para diseñar un programa de tratamiento específico para cada paciente concreto.
Desde el contacto inicial con el cliente hasta la finalización de la terapia, se pueden establecer cuatro fases generales claramente diferenciadas:
1. La evaluación y análisis general del problema.
2. La selección de las conductas clave que deberían ser modificadas, junto a las variables que parecen estar controlando las mismas.
3. La modificación o el tratamiento de esas conductas problema y
4. la valoración de los resultados obtenidos como resultado de la aplicación del tratamiento de esas conductas.
Recomendaciones generales para todas las disfunciones sexuales
  • Información sexual adecuada. Potenciando un concepto positivo del sexo, explicando la importancia de la sexualidad dentro de la pareja.
  • Fomentar la aceptación del condicionamiento negativo ante los estímulos sexuales.
  • Tratar las enfermedades médicas. Valorando la reducción o cambio de tratamiento farmacológico.
  • Aplicar algunas técnicas, para reducir la ansiedad, para afrontar el estrés, técnicas cognitivas, como por ejemplo la Reestructuración cognitiva (modificación de pensamientos, creencias y expectativas), se trata de reinterpretar de forma positiva los estímulos sexuales, para adquirir o aumentar la responsabilidad sobre el propio placer, adoptando un posicionamiento más activo.
  • Entrenamiento en las habilidades sociales y comunicación dentro de la pareja para poder hablar de sentimientos, mostrar comprensión y resolver diferencias.
El programa de vocalización sensorial, se trata de una técnica de desensibilización in vivo (exposición progresiva a situaciones reales que provocan ansiedad), aplicable a todas las disfunciones sexuales, que proporciona un marco terapéutico, en el que existen unos objetivos, unas responsabilidades que debe adquirir la pareja, y se pactan la duración y frecuencia de las sesiones con el terapeuta (una hora de duración, una o dos veces por semana). Dicho programa considera las dificultades y los errores como oportunidades para incrementar la comprensión del problema y se refuerzan los progresos mínimos en la terapia. Se compone de diferentes pasos:
Focalización sensorial no genital, se aconseja a la pareja incrementar su capacidad de sensualidad corporal, inicialmente no genital, avanzando progresivamente. Los aspectos más importantes de su eficacia son: la incitación manifiesta pero nunca directa, la comodidad en cuanto al momento y la frecuencia (que deber ser decidida por la pareja, no inferior a dos o tres sesiones por semana).
Focalización sensorial genital y coito, el paso a la focalización genital debe ser progresivo, con un incremento de la comunicación verbal o gestual (sobre lo que gusta o no). Se sugiere posición superior de la mujer (más adecuada para el placer femenino), el intercambio de roles activo y pasivo, y el uso alternativo de estimulación manual u oral.
Instrucciones terapéuticas 
En todo el proceso debe estimularse tanto el desarrollo de fantasías, como el vivir la sexualidad como una diversión (lecturas, material erótico).
A continuación haremos una breve exposición de posibles tratamientos para las distintos trastornos sexuales.
Deseo sexual inhibido 
Las probabilidades de éxito son de un 50%, de las más bajas dentro de los problemas sexuales.
Las principales estrategias terapéuticas utilizadas en los problemas de bajo deseo sexual pueden ser: 
  • Terapia hormonal en caso necesario, programa de tratamiento para la disfunción sexual específica de que se trate.
  • Técnicas para reducir la ansiedad.
  • Técnicas para el tratamiento de una posible depresión.
  • Técnicas para el incremento de la conciencia sensorial.
  • Programa para la mejora de la relación de pareja.
  • Técnicas para facilitar la aparición de respuestas eróticas.
  • Tratamiento o entrenamiento en el manejo de algún problema psicológico relacionado, como el miedo a la intimidad o a perder el control de la relación sexual.
Aversión al sexo 
El tratamiento puede ser:
- Tratamiento conductual: programa de contacto sistemático con la situación aversiva. Se trata de una desensibilización sistemática imaginada o in vivo: ejercicios de focalización sensorial en los que el paciente se enfrenta progresivamente a la situación que le provoca miedo, en un entorno placentero y sin exigencias, para inhibir la respuesta ansiosa aprendida. En ocasiones se recomienda el uso de un ansiolítico (benzodiacepinas).
- Técnicas de reestructuración cognitiva para reinterpretar positivamente las cogniciones disfuncionales asociadas al problema del paciente.