domingo, 25 de enero de 2015

PSICOLOGIA DE LA VEJEZ (3)

En los ancianos son comunes los síntomas de ansiedad o somáticos que enmascaran una depresión. Los más frecuentes son: dificultad de concentración, astenia, molestias gastrointestinales, irritabilidad, trastornos de memoria, nerviosismo, dolores, trastornos del sueño y tensión. El duelo puede ser normal o tratarse de un duelo complicado (no resuelto); si provoca un trastorno funcional importante o persistente deberá tratarse con psicoterapia y/o antidepresivos.
Tratamiento de los trastornos de ansiedad
El manejo terapéutico de los trastornos de ansiedad del anciano no difiere en sus fundamentos del que ha de hacerse en el adulto, aunque se precisan determinadas modificaciones para adaptarlo a las peculiaridades de esta edad. Desde el punto de vista farmacológico, habrán de utilizarse básicamente los mismos grupos que se utilizan en el adulto para similares patologías, siempre que esto sea posible. El tratamiento se centra fundamentalmente en la utilización de benzodiazepinas, antidepresivos y en menor medida, anticonvulsivos y neurolépticos…
Trastornos depresivos
La sintomatología depresiva es muy común en la población anciana. Aunque se considera que la prevalencia del trastorno depresivo mayor no es más elevada en el anciano que en el adulto más joven, las formas menores y sintomáticas de la depresión sí lo son, de manera que conjuntamente la depresión afecta a un número muy elevado de ancianos. Este trastorno se asocia un incremento de enfermedades físicas e incapacidad, a una calidad de vida menor, y a una muerte prematura.
En la etiología de la depresión los factores de riesgo de orden biológico, incluidos los genéticos, tienen tanta importancia como en la edad adulta, especialmente para los casos que comenzaron en esa edad y recidivan (reaparecen).
Los aspectos psicosociales cobran una importancia especial en este periodo. Es usual encontrar que los pacientes deprimidos han experimentado acontecimientos vitales previos a la aparición del episodio, que suelen estar relacionados con pérdidas personales o en su entorno y que favorecen situaciones de aislamiento y soledad. La presencia de factores que provocan un estrés crónico, puede estar detrás del desencadenamiento de trastornos depresivos.
Depresión de inicio tardío. Las características que diferencian a la depresión cuyo inicio se ha producido en la edad tardía, de aquellos que comenzaron en la edad adulta, son una menor incidencia de historia familiar de depresión (es decir, menor carga genética), pero una mayor prevalencia de trastornos cognitivos, de comorbilidad médica y de mortalidad.
Depresión no mayor clínicamente significativa.Existe evidencia tanto clínica como epidemiológica de que el número de personas con síntomas depresivos que no cumplen los criterios de depresión mayor excede claramente al que sí los cumple. Se trataría de pacientes con síntomas afectivos de menor intensidad o duración de lo requerido para el diagnóstico de depresión mayor, pero que inciden de manera significativa en su rendimiento personal y relacional. Esta situación clínica podría estar situada dentro de las situaciones siguientes: remisión parcial o pródromos de depresión mayor, trastornos debido a enfermedad somática, depresión menor (diagnóstico que aparece en uno de los apéndices del DSM-IV) trastorno depresivo breve recurrente, distimia, o alguno de los antiguos diagnósticos CIE-9 como personalidad depresiva o depresión neurótica.
Las formas menores de depresión, incluida la distimia, causan un considerable sufrimiento e impacto en la calidad de vida al paciente anciano, que puede ser similar a la depresión mayor.
Depresión secundaria. El proceso de envejecimiento da lugar por sí mismo a una mayor vulnerabilidad para desarrollar enfermedades que frecuentemente presentan un curso crónico e incapacitante. Varias enfermedades médicas han sido descritas como factores etiológicos o favorecedores para la aparición de cuadros depresivos. Hay que señalar que las depresiones son entre 3 y 10 veces más frecuentes en los ancianos con enfermedades médicas relevantes que en el resto de población geriátrica.
Características clínicas
La sintomatología presentada en las depresiones de los ancianos es en general bastante similar a la de pacientes más jóvenes. Se ha intentado determinar los signos diferenciales que serían más típicos de la depresión geriátrica respecto a la del adulto, como por ejemplo los que se exponen a continuación:
- Se ha descrito que los síntomas somáticos se presentarían con mayor frecuencia, lo que puede ser una expresión sintomática particular, o el resultado del aumento de la intensidad o el sentimiento subjetivo de molestias somáticas reales subyacentes (ejemplo, el caso de enfermedades que cursen con dolor.
- Los síntomas hipocondríacos también son frecuentes y están descritos en más de la mitad de los cuadros depresivos en ancianos. Son de relevancia clínica ya que han sido señalados como factores de riesgo para intentos de suicidio.
- Una mayor presencia de fenómenos psicomotores, en forma de agitación o enlentecimiento, de alteraciones cognitivas o de anorexia y pérdida de peso.
- La sintomatología psicótica y la melancólica también se han citado como más frecuentes en los ancianos.
- Los sentimientos de culpa y en especial la ideación suicida y el suicidio sí que pueden claramente vincularse a la depresión geriátrica en mayor medida.
Trastorno bipolar
La prevalencia de los trastornos bipolares es de alrededor del 1% y queda estable a lo largo de la vida. El inicio de manía en la edad avanzada es posible, pero poco frecuente. Se han descrito casos de manía secundaria, en los que el cuadro clínico aparece en clara relación temporal con enfermedades orgánicas como tumores cerebrales, infecciones y medicamentos (por ejemplo, levodopa o corticoides). 
Cuando el cuadro maníaco aparece por vez primera en personas mayores de 65 años, hay que sospechar en principio, que pueda tratarse de causas orgánicas subyacentes; en caso de no encontrarse, ha de aceptarse el diagnóstico de manía primaria y en principio, el del trastorno bipolar de inicio tardío.
El cuadro clínico puede presentar todas las características clásicas del adulto más joven, como, elevación del estado de ánimo con distraibilidad, disminución del sueño, impulsividad, irritabilidad, hostilidad, conductas e ideación paranoide, grandiosa o de tipo religioso y una mayor frecuencia de abuso de alcohol. El exceso de actividad puede manifestarse mediante un incremento de la realización de tareas cotidianas sean laborales o domésticas, gastos excesivos o desinhibición social o sexual. No es infrecuente que se combine sintomatología maníaca y depresiva en el mismo episodio.
La evolución a largo plazo del trastorno bipolar de inicio en la edad adulta puede ser desfavorable. No es infrecuente que al llegar a la edad avanzada, el enfermo con trastorno bipolar tenga recaídas más frecuentes y menos días de eutimia al año, peor funcionamiento cognitivo así como más riesgo de hospitalización y consumo de recursos sanitarios.
Trastornos psicóticos
Son trastornos relativamente frecuentes en la población geriátrica. El incremento igualmente en la prevalencia de la demencia (que es la segunda enfermedad generadora de psicosis, tras la esquizofrenia) eleva también de manera sustancial la cifra de pacientes delirantes de edad avanzada. De otro lado, diversas enfermedades médicas y en especial aquellas que afectan al sistema nervioso central, pueden ser generadoras de psicosis secundarias…