martes, 6 de enero de 2015

ALUCINÓGENOS: LSD


La dietilamida de ácido lisérgico, conocida como LSD y más coloquialmente como ácido, tripi, sello, ajo, micropunto…, es un compuesto químico alterante del pensamiento, humor y percepción del individuo que lo toma. Por ello el LSD se agrupa dentro de las drogas conocidas como alucinógenas o psicodélicas, caracterizadas por inducir a estados de alucinación audiovisual o somatosensorial, ensoñación y paranoia.
El LSD es incoloro, inodoro e insípido, y tan poderoso que una dosis equivalente a un grano de sal produce ya algún efecto. Las alucinaciones comienzan a partir de dosis entre 0,050 y 0,100 Mg. Los efectos del LSD dependen del estado de ánimo y la predisposición del consumidor.
 Los efectos fisiológicos son: pupilas dilatadas, aumentos de la temperatura corporal y de la temperatura cardiaca y presión sanguínea, sudoración, pérdida de apetito, activación general, sequedad de la boca y temblores.
Los efectos psicológicos son mucho más cambiantes. El sujeto siente varias sensaciones y sentimientos al mismo tiempo o los nota pasando rápidamente de una a otra. Si la dosis es suficientemente alta, aparecen las ilusiones y alucinaciones; se oyen colores y se ven sonidos. La sensación personal del tiempo, del espacio y sí mismo cambia, incluso de manera amenazadora.
El efecto del LSD es profundo y prolongado, en ocasiones dura hasta 12 horas. Siendo por tanto, una experiencia violenta para el cerebro. Muchas veces se manifiestan comportamientos desesperados y aterradores, propios de enfermedades mentales como la psicosis o la esquizofrenia. Si a esto sumamos, además, el desconocimiento acerca de los efectos completos del LSD, se puede decir que no está garantizado el viaje de vuelta.
Coloquialmente a estos efectos se les llama “viaje”, y a las sensaciones adversas, amenazadoras y de pánico “mal viaje”.
En consumidores crónicos es frecuente la aparición súbita de las sensaciones vividas sin que se haya consumido la droga. A este fenómeno se llama flashback, se producen incluso después de que el usuario no ha tomado LSD durante meses o años.
La tolerancia a los efectos del LSD se desarrolla rápidamente y los usuarios deben aumentar su consumo para conseguir los mismos efectos.
Su cese no produce una búsqueda compulsiva de esta droga como ocurre con otras. Pero produce tolerancia con el consumo repetido y ello conlleva la elevación progresiva de la dosis que puede tener efectos impredecibles en los sujetos.
Su patrón de consumo es ocasional, produciéndose fenómenos de tolerancia sin síndrome de abstinencia.
El tratamiento usualmente es más de apoyo, por ejemplo, proveer un cuarto sin mucho ruido ni estimulación sensorial. Ocasionalmente se utilizan las benzodiacepinas para controlar la agitación extrema o las convulsiones.
Curiosidades:
El LSD fue sintetizado a partir de un hongo que crece en el centeno y otros cereales. En 1938, Albert Hofmann trabajando en la empresa farmacéutica suiza llamada Sandoz, produce el LSD por primera vez. Era la esperanza de que este nuevo fármaco podría utilizarse para estimular la circulación y la respiración. Sin embargo, las pruebas que se realizaron produjo los fallos y se olvidó el LSD durante 5 años. En 1943, Hofmann ingiere accidentalmente (o de alguna manera absorbida) un poco de LSD y experimentó algunos de los efectos psicodélicos de esta sustancia química: mareos, distorsiones visuales y la inquietud.