martes, 6 de enero de 2015

ALCOHOL


El alcohol actúa como depresor del sistema nervioso. Se obtiene mediante la fermentación de grano, fruta o miel… la presentación más común es en forma de etanol.
Por sus características, esta droga pasa con gran rapidez a la sangre y actúa a nivel de la formación reticular, sobre la médula espinal, la corteza cerebral y el cerebelo, así como sobre infinidad de sistemas de neurotransmisión. El cuerpo absorbe el alcohol rápidamente (toma tan poco como 5-10 minutos) y este puede permanecer en el cuerpo durante varias horas. 
Efectos del alcohol
Dosis bajas:
Produce un efecto relajante, reduce la tensión, disminuye la coordinación y los reflejos, empeora la concentración y el tiempo de reacción.
Dosis medias:
Entorpece el habla, altera las emociones y provoca somnolencia.
Dosis altas:
Causa vómito, dificultad respiratoria, estados de inconsciencia e incluso de coma.
El consumo de alcohol puede conducir a la dependencia física y psíquica.
Los daños que pueden producirse sobre el sistema nervioso son:
  •  Lesión de los lóbulos frontales del cerebro.
  • Disminución general del tamaño del cerebro.
  • Deficiencia vitamínica derivada de la incapacidad de absorción de la vitamina B-1. Esto puede provocar el síndrome conocido como ‘Encefalopatía de Wernicke’, caracterizado por pérdida de la memoria y falta de coordinación, y en última instancia el ‘Síndrome de Korsakoff’, descrito en términos de apatía, desorientación y amnesia.
Síntomas del alcoholismo: dolor abdominal, confusión, beber solo, episocios de violencia con el consumo de alcohol, hostilidad al ser confrontado con relacióna la bebida, falta de control sobre la bebida para reducir o suspender su consumo, inventar excusas para beber, náuseas y vómitos, necesidad de consumo diario o regular, descuido en la apariencia personal, comportamiento reservado para ocultar el consumo de alcohol, temblores por las mañanas, etc.
La abstinencia del alcohol se desarrolla debido a que el cerebro se adapta al alcohol y no puede funcionar bien sin la droga. Los síntomas de abstinencia pueden ser: ansiedad, alucinaciones, muerte (rara vez  y se estima en la fase de delirium tremens más del 15% de los alcohólicos fallecen, por causas aún desconocidas), aumento de la presión arterial, pérdida de apetito, psicosis, inquietud, nerviosismo, convulsiones, etc.
Tratamiento.
Una vez que se ha diagnosticado el trastorno, hay tres pasos generales involucrados en el tratamiento:
1. Intervención. El método ideal es ayudar a las personas a darse cuenta del impacto negativo que el consumo excesivo de alcohol está teniendo en sus vidas y en las de aquellos que los rodean. Ellos pueden aspirar a una meta personal de llevar una vida más realizada y sobria…
2. Desintoxicación .Es el conjunto de medidas terapéuticas que tienen por objetivo facilitar la interrupción controlada del consumo de alcohol, previniendo la aparición del síndrome de abstinencia. Las pautas farmacológicas de prevención del síndrome de abstinencia alcohólica se realizan con fármacos que posean tolerancia cruzada con el alcohol, como el clormetiazol y las benzodiacepinas.
3. Rehabilitación. Es el proceso en que el paciente aprende a vivir bien sin consumir bebidas alcohólicas. El médico durante la rehabilitación deberá utilizar recursos farmacológicos y psicoterapéuticos, así como instrumentos que permitan monitorizar la abstinencia a los consumos. La relación terapéutica con el paciente alcohólico debe construir sobre la base de los principios motivacionales que evitan la confrontación, buscando establecer una relación de colaboración… mediante técnicas de escucha reflexiva, el terapeuta promueve que el paciente explore en profundidad su ambivalencia ayudándole a elaborarla.
En algunas ocasiones se prescriben fármacos para evitar las recaídas, como el acamprosato, el disulfiram, la naltrexona…