domingo, 25 de enero de 2015

DEPRESIÓN INFANCIA / ADOLESCENCIA (2)


Factores que aumentan el riesgo de depresión:
  • Problemas escolares.
  • Depresión en los padres.
  • Experiencias de pérdidas o estrés, incluyendo fallecimiento de seres queridos (padres), soledad, cambios en el estilo de vida (cambio de país) o problemas en las relaciones interpersonales (amigos).
  • Situaciones conflictivas en el entorno (por ejemplo, centro escolar, familia, trato diferente por la raza).
  • Haber sufrido traumas físicos o psicológicos: acoso, abusos, negligencia en el cuidado.
  • Enfermedad física grave o problemas crónicos de salud.
  • Algunas medicinas (puedes consultarlo con tu médico).
  • Abusar del alcohol o consumir otras drogas no solo no ayuda, sino que empeora la depresión.
¿En qué difiere la depresión infantil y adolescente y la depresión en adultos?
En el niño o adolescente es más frecuente encontrarle irritable que triste o sin energía. Lo más probable es que acuda a la consulta por molestias físicas (somatización/alteración del apetito) o por disminución del rendimiento escolar. Los padres se quejan de la pérdida de interés en sus juegos y amigos. Son frecuentes las referencias a la expresión facial y postural de sus hijos: les ven “con mala cara”, “ojerosos” o con “ojos tristes”. 
Entre los adolescentes son mas frecuentes la conducta antisocial, el uso de sustancias, la inquietud, el mal humor, el retraimiento, la agresividad, y los problemas familiares y escolares, así como los sentimientos de querer abandonar el hogar o de no ser comprendido y aprobado.
El diagnóstico de niños y adolescentes con depresión puede ser muy difícil. Se requiere una cuidadosa evaluación diagnóstica psiquiátrica, la cual debe incluir entrevistas con el niño, sus padres, y otros posibles informantes (profesores, pediatras, etc.). 
Hay que tener en cuenta el nivel de desarrollo evolutivo y otros factores culturales que puedan influir en la presentación clínica. Por un lado los pacientes pueden tener dificultades para expresar sus sentimientos, o por otro lado pueden mostrarse irritables y cooperar muy poco en la exploración.
El tratamiento de la depresión infantil debe ser individualizado y adaptado a cada caso en particular y a la fase del desarrollo que se encuentra el niño, en base a: su funcionamiento cognitivo, su maduración social y su capacidad de mantener la atención. El tratamiento comprende intervenciones psicoterapéuticas, sociofamiliares y farmacológicas. Además se debe involucrar de forma activa a los padres y realizar las intervenciones hacia el entorno del niño (familiar, escolar y social).
Las Terapias Psicológicas más utilizadas son:
  • Cognitivo-Conductual: incluye terapia cognitiva, entrenamiento en habilidades sociales, entrenamiento en relajación, terapia racional emotiva, entrenamiento en resolución de problemas, intervenciones operantes, o intervenciones multi-componentes. 
    Se basa en la premisa de que el paciente deprimido tiene una visión distorsionada de sí mismo, del mundo y del futuro. Estas distorsiones contribuyen a la depresión, pudiendo identificarse y tratarse con esta técnica. 
    El tratamiento cognitivo-conductual es eficaz tanto en poblaciones escolares con síntomas depresivos, como en adolescentes con depresión clínica y en la prevención de las recaídas.
  • Conductual: se basa en la aplicación de técnicas de modificación conductual, manejo adecuado de situaciones, etc.
  • Terapia Psicodinámica: en el niño preescolar, la terapia por el juego se considera la mejor intervención.
En el niño de edad escolar, principalmente en casos en que exista una resistencia y una falta de cooperación, la introducción de juegos estructurados y después menos estructurados ayudará en la terapia individual.
En la adolescencia la aparición del pensamiento abstracto y la defensa de intelectualización desplazan la transacción psicoterapéutica desde los juegos hasta intercambios verbales y la terapia hablada, siendo más parecido a la psicoterapia del adulto.
En cuanto al tratamiento farmacológico, la medicación antidepresiva en niños y adolescentes está indicada en casos de sintomatología depresiva severa que no ha respondido a intervenciones psicoterapéuticas. Está especialmente indicada si existe una notable repercusión sobre el funcionamiento escolar o académico.
Para aquellos pacientes que requieren tratamiento farmacológico, los inhibidores selectivos de recaptación de la serotonina (ISRS) son el fármaco de elección, aunque la presencia de comorbilidad puede determinar la elección inicial de otros fármacos.
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