miércoles, 7 de julio de 2021

TRANSTORNOS DELIRANTES (2)

Evolución y pronóstico
La literatura sobre el tema ha venido defendiendo el buen pronóstico de la paranoia frente a la esquizofrenia, en el sentido de una mejor recuperación funcional y social. Sin embargo, es puesta en duda la buena evolución de los trastornos delirantes por algunos autores…
Como factores de buen pronóstico se señalan:
- El sexo femenino.
- La buena adaptación social y laboral premórbida.
- El inicio antes de los 30 años.
- Un comienzo agudo, con presencia de factores precipitantes y breve duración del episodio.
- En cuanto al tipo de delirio parece que el persecutorio es el de mejor pronóstico.
- La intervención precoz parece relacionarse también con un mejor pronóstico.
Epidemiología
La estimación sobre la prevalencia del trastorno delirante es de escasa fiabilidad. La heterogeneidad de los criterios utilizados en distintos países hace que queden a veces solapados con la esquizofrenia o con las psicosis delirantes crónicas.
Generalmente, la edad de inicio del trastorno delirante es a mediados de la edad adulta o algo después, pero puede aparecer a una edad más temprana.
El curso es muy variable. El trastorno suele ser crónico, especialmente en el tipo persecutorio, aunque a menudo se producen oscilaciones en cuanto a la intensidad de las creencias delirantes.
En otros casos puede haber largos períodos de remisión, seguidos de recaídas. No obstante, también el trastorno puede remitir en unos pocos meses, a menudo sin recaídas.
Algunos estudios han encontrado que el trastorno delirante es más frecuente en familiares de sujetos con esquizofrenia de lo que sería esperable por azar, mientras que otros estudios no han encontrado una relación familiar entre el trastorno delirante y la esquizofrenia. 
Hay datos que indican que los trastornos paranoide y por evitación de la personalidad pueden ser especialmente frecuentes entre los familiares biológicos de primer grado de los sujetos con trastorno delirante.
Tratamiento
La mayor dificultad en el tratamiento de los trastornos delirantes radica en la escasa conciencia de enfermedad de quienes los padecen. En consecuencia, suelen ser reacios a pedir ayuda médica y, cuando acceden a los servicios sanitarios de forma involuntaria, su tendencia es mantener una escasa adherencia al tratamiento.
Los datos sobre eficacia del tratamiento farmacológico en estos trastornos son escasos. El clínico tiene que recurrir a la extrapolación de las evidencias sobre tratamiento de la esquizofrenia. En este sentido, parece que los antipsicóticos, en general, pueden ser eficaces en la reducción de la sintomatología delirante.
No hay datos que demuestren la eficacia de ninguna modalidad de psicoterapia. En principio, lo más recomendable es iniciar una relación terapéutica, con el objetivo de conseguir la confianza y colaboración del enfermo.