miércoles, 7 de julio de 2021

EL DUELO 1

El duelo es la reacción adaptativa natural, normal y esperable ante la pérdida de un ser querido. Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración que comporta.

La intensidad y duración del duelo depende de muchos factores: tipo de muerte (esperada o repentina, apacible o violenta…), de la intensidad de la unión con el fallecido, de las características de la relación con la persona perdida (dependencia, conflictos, ambivalencia…), de la edad… La duración del duelo por la muerte de una persona muy querida puede durar entre 1 y 3 años.
Podemos decir que hemos completado un duelo cuando somos capaces de recordar al fallecido sin sentir dolor, cuando hemos aprendido a vivir sin él o ella, cuando hemos dejado de vivir en el pasado y podemos invertir de nuevo toda nuestra energía en lala vida y en los vivos.
Es un proceso único e irrepetible, dinámico y cambiante momento a momento, persona a persona y entre familias, culturas y sociedades. No es un proceso que siga unas pautas universales.
Características del Duelo
  • Se relaciona con la aparición de problemas de salud: riesgo de depresión y ansiedad generalizada o crisis de angustia en el primer año.
  • Aumento del abuso de alcohol y fármacos.
  • Entre un 10-34 % de los dolientes desarrollan un duelo patológico.
  • Aumenta el riesgo de muerte principalmente por eventos cardiacos y suicidio.
  • La población en duelo demanda un mayor apoyo sanitario, incrementando el consumo de recursos, quizá por la pérdida de las redes sociales y con ellas de muchos de los recursos clásicos para el doliente (familiares, religiosos, vecinos, amigos, compañeros de trabajo,…).
Reacciones más comunes
Cada duelo, como cada persona es único, por lo que no hay que sentirse obligado a tener todas las sensaciones y experiencias descritas:
SENTIMIENTOS
  • Negación / incredulidad (no puede ser verdad, se piensa y actúa como si el ser querido continuara vivo…)
  • Insensibilidad (como si le estuviese pasando a otro).
  • Enojo /rabia /resentimiento (contra todos y contra todo).
  • Tristeza (sentir una pena muy grando y todo hace llorar).
  • Miedo / angustia (sentimientos de inquietud, confusión, desamparo…)
  • Culpa / autorreproches (por creer que no se ha hecho lo suficiente…)
  • Soledad.
  • Alivio.
  • Sensación de oír o ver al fallecido (son sensaciones pasajeras).
  • Ambivalencia / cambios de humor.
SENSACIONES CORPORALES
Náuseas, palpitaciones, opresión en la garganta, el pecho, nudo en el estómago, dolor de cabeza, pérdida de apetito, insomnio, fatiga, sensación de falta de aire, punzadas en el pecho, pérdida de fuerza, dolor de cabeza, dolor de espalda, pérdida de apetito, temblores, hipersensibilidad al ruido, dificultad para tragar, oleadas de calor, visión borrosa, dificultad para tragar…
COMPORTAMIENTOS DESPUÉS DE LA PÉRDIDA
Llorar, suspirar, buscar y llamar al fallecido, hablar con el fallecido, querer estar solo, evitar a la gente, dormir poco o en exceso, distracciones, olvidos, falta de concentración, soñar o tener pesadillas, falta de interés por el sexo, no parar de hacer cosas o apatía…
CRONOLOGÍA DEL DUELO
La enorme variabilidad del duelo depende de las características de la persona en duelo, su situación personal y antecedentes, de “quien” es la persona fallecida para el doliente, de las causas y circunstancias de su fallecimiento, de las relaciones sociofamiliares, y de las costumbres sociales, religiosas, etc. de la sociedad en la que vive.
El médico de familia es el único especialista del ámbito sanitario al que acuden normalmente los dolientes y el único que puede atender la morbilidad asociada al duelo, así como el dolor, la disfunción y la incapacidad ocasionados por el conjunto de circunstancias personales, familiares y sociales que conlleva el proceso del duelo.

Predictores de riesgo de mala evolución del duelo
La muerte siempre va asociada a unas circunstancias que se pueden desglosar en: causa de la muerte; quién era el fallecido para el doliente y tipo de relación entre ellos; personalidad y recursos psicoemocionales del doliente; y finalmente la situación familiar, social, laboral, cultural, etc. que está viviendo el doliente en esos momentos. Este conjunto puede ser considerado normal, en el sentido de que no añade por sí mismo dificultades a las ya propias del duelo, o por el contrario puede complicarlo enormemente.
Podemos considerar predictores de malos resultados o de dificultades en la elaboración del duelo, los siguientes:
  • Muertes repentinas o inesperadas; circunstancias traumáticas de la muerte (suicidio, asesinato).
  • Pérdidas múltiples; pérdidas inciertas (no aparece el cadáver).
  • Muerte de un niño, adolescente, (joven en general).
  • Doliente en edades tempranas o tardías de la vida.
  • Muerte tras una larga enfermedad terminal; muerte por SIDA.
  • Doliente demasiado dependiente; relación ambivalente o conflictiva con el fallecido.
  • Historia previa de duelos difíciles; depresiones u otras enfermedades mentales.
  • Tener problemas económicos; escasos recursos personales como trabajo, aficiones.
  • Vivir sólo; poco apoyo sociofamiliar real o sentido; alejamiento del sistema tradicional socio-religioso de apoyo (emigrantes).
  • Crisis concurrentes, laborales, económicas, judiciales….
Hay varias situaciones en las que la intervención de un profesional está claramente indicada:
  • El doliente pide ayuda expresa para su proceso. 
  • El profesional valora que la ayuda es necesaria. 
  • Existen varios predictores de riesgo asociados. 
  • Detectamos pistas que nos orientan hacia un posible duelo complicado.