miércoles, 7 de julio de 2021

TRANSTORNOS DELIRANTES (1)


El Trastorno delirante es una enfermedad mental psicótica que incluye mantener una o más ideas delirates de cualquier otra psicopatología significativa. En particular, la persona con trastorno delirante no ha cumplido nunca los criterios para la esquizofrenia y no tiene alucinaciones marcadas, aunque pueden estar presentas alucinaciones táctiles u olfativas si éstas están relacionadas con el tema del delirio.

Los criterios diagnósticos para el trastorno delirante, según el DSM-IV-TR son:
A. Ideas delirantes no extrañas (p. ej., que implican situaciones que ocurren en la vida real, como ser seguido, envenenado, infectado, tener una enfermedad…) de por lo menos un mes de duración.
B. Nunca se ha cumplido el Criterio A para la esquizofrenia.
Nota: En el trastorno delirante puede haber alucinaciones táctiles u olfatorias si están relacionadas con el tema delirante.
C. Excepto por el impacto directo de las ideas delirantes o sus ramificaciones, la actividad psicosocial no está deteriorada de forma significativa y el comportamiento no es raro ni extraño.
D. Si se han producido episodios afectivos simultáneamente a las ideas delirantes, su duración total ha sido breve en relación con la duración de los períodos delirantes.
E. La alteración no es debida a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia (p. Ej., una droga o un medicamento) o a enfermedad médica.
Características diagnósticas
La sintomatología del trastorno de ideas delirantes se caracteriza por la presencia de un sistema delirante, bien estructurado. No suelen estar presentes los fenómenos pseudoperceptivos, aunque a veces, pueden presentarse ilusiones auditivas, algunas alucinaciones en forma de voces externas insultantes; sin embargo, nunca son centrales en el cuadro clínico.
Los trastornos formales del pensamiento están ausentes, como la disgregación/incoherencia, observándose un pensamiento lógico y bien construido.
La afectividad está bien conservada, con ausencia de la sintomatología negativa propia de los pacientes esquizofrénicos. Caracterizada, por una carga emocional intensa en la dirección de la desconfianza y suspicacia.
La personalidad se mantiene integrada, no aparecen comportamientos extravagantes, conservando la capacidad de adaptación al entorno sociolaboral.
El síntoma fundamental del trastorno son las ideas delirantes, cuyas características se describen a continuación:
- El sistema delirante surge como una continuidad en la biografía del sujeto, es decir, se trata de un “desarrollo”. El delirio surge a partir de unos rasgos de personalidad, tales como suspicacia, desconfianza, sentimientos de inseguridad y tendencia a emitir juicios erróneos.
- Se acompañan de una carga emocional intensa, responsable de la deformación de sus interpretaciones y juicios sobre la realidad.
- Se trata de ideas delirantes secundarias y no primarias, como las propias de la esquizofrenia.
- Las ideas delirantes tienden a constituirse en un sistema delirante bien estructurado. Se construye sobre un sistema lógico de pensamiento, lo que hace aún más difícil la crítica del mismo.
- En su proceso evolutivo tiende a seguir activo, enriqueciéndose con nuevas interpretaciones erróneas sobre la realidad.
- Generalmente tienen un contenido autorreferencial (p. Ej., que acontecimientos casuales tienen un significado especial).
Formas clínicas
El DSM-IV-TR incluye en el apartado de trastorno de ideas delirantes los siguientes subtipos:
- Erotomaníaco: Descrito por Clérambault dentro de las psicosis pasionales, junto al delirio de celos y el de reivindicación. La peculiaridad del tema delirante reside en que el paciente, generalmente una mujer, desarrolla repentinamente la creencia delirante de que un hombre, con el que nunca ha tenido relación, está enamorado de ella. Suele ser de un rango social superior a la paciente y se encuentra en estrecha comunicación con ella.
- Grandiosidad: El paciente se atribuye facultades especiales que le hacen sentirse por encima de los demás seres humanos. La asociación con estado anímico expansivo, consecuencia de sus vivencias delirantes, hace que este cuadro pueda ser confundido con un trastorno bipolar. Sin embargo, la estructura de las ideas delirantes, la ausencia de los trastornos del curso de pensamiento (aceleración, fuga de ideas), el inicio tardío y la evolución crónica, sin crítica de sus contenidos delirantes, son datos para el diagnóstico diferencial.
- Celotípico: También denominado síndrome de Otelo. El tema central de la temática delirante es la infidelidad de la pareja. Se basa en inferencias erróneas y pruebas minuciosas que la paciente trata de reunir para argumentarlas frente a su pareja como prueba de la infidelidad.
- Persecutorio: Se trata del subtipo más frecuente en los trastornos de ideas delirantes. El paciente se cree perseguido por personas y objeto de conspiraciones ocultas. Llegan a establecer una verdadera sistemática delirante a partir de las pruebas e indicios, que recogen de cualquier acontecimiento banal, que se produce en su entorno. Se han descrito en estos pacientes rasgos de personalidad premórbida caracterizados por sentimientos de baja autoestima.
- Somático o hipocondríaco: Existe la convicción delirante en estos pacientes de padecer una enfermedad física, frente a toda evidencia de lo contrario. Pueden tomar diferentes temas, como el delirio de dermatozoos (estar invadido de parásitos en la piel), dismorfofobias (deformidad física), etc.

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